sábado, 26 de julio de 2025

El ave envenenadora

José Mendoza Bascuñan Es un increíble descubrimiento asiatico, es una especie sorprendente, de especie exótica esta ave logra sobrevivir ante este fenomeno natrual, que ha cautivado al mudno científico y que se ha originado hace cientos de años, obviamente no tiene depredador, por su enorme toxicidad, que esta centrada principalmente en sus plumas,lo que califica como un ave muy letal para su medio ambiente y también sirve como repelente para los insectos, Las aves venenosas de Papúa Nueva Guinea: un caso único en la evolución Cuando se piensa en animales venenosos, lo más común es imaginar serpientes, ranas o insectos. Sin embargo, en las selvas húmedas de Papúa Nueva Guinea habita un grupo raro y fascinante de aves que desafían esa noción: aves que son verdaderamente venenosas. Pitohui: la primera ave venenosa descrita La especie más conocida es el Pitohui encapuchado (Pitohui dichrous). Esta ave, de plumaje negro y rojizo, contiene un potente alcaloide neurotóxico llamado batracotoxina en su piel y plumas. Este compuesto es el mismo que se encuentra en las ranas dardo venenosas de América del Sur, lo cual resulta aún más intrigante considerando que ambos grupos no están emparentados directamente. La batracotoxina actúa interfiriendo con los canales de sodio de las células, lo que puede producir entumecimiento, ardor e incluso paro cardíaco en dosis altas. El veneno del Pitohui no es producido por el propio animal, sino que se cree que lo obtiene a través de su dieta, posiblemente de escarabajos del género Choresine, que también contienen batracotoxina. Esta adaptación probablemente actúa como defensa química contra depredadores y parásitos. Ifrita kowaldi: veneno en las alturas Otra ave venenosa de Papúa Nueva Guinea es el Ifrita kowaldi, un pequeño pájaro de plumaje azul y amarillo que habita en zonas montañosas. Al igual que el Pitohui, contiene batracotoxina en su piel y plumas, aunque en concentraciones menores. También se sospecha que adquiere el veneno a partir de su alimentación, aunque este aspecto aún está bajo investigación. Un caso excepcional en la ornitología La existencia de aves venenosas es extremadamente inusual. La mayoría de las aves que presentan toxicidad lo hacen de manera pasiva, es decir, por acumular toxinas a través de su alimentación, pero sin ser peligrosas al contacto. El caso del Pitohui y el Ifrita es distinto: su veneno puede afectar a cualquier organismo que las manipule o intente consumirlas, incluso al ser humano. Para las comunidades locales de Papúa Nueva Guinea, estas aves no son ninguna sorpresa. Desde hace generaciones se sabe que manipular o comer un Pitohui puede causar reacciones adversas. Algunos pueblos incluso las evitan como alimento o aplican técnicas específicas para neutralizar su toxicidad al cocinarlas. Conclusión La aparición de veneno en estas aves es un ejemplo fascinante de convergencia evolutiva y de cómo los organismos pueden adaptarse a sus entornos de formas inesperadas. A medida que se investigan más especies y ecosistemas, no es descabellado pensar que podrían descubrirse más casos similares. Papúa Nueva Guinea, con su biodiversidad todavía poco explorada, sigue siendo un laboratorio natural de sorpresas biológicas. ¿Quién hubiera pensado que una pluma podría esconder el mismo peligro que una rana dardo?

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